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Yorgos Seferis (Γιώργος Σεφέρης)

  • Foto del escritor: Juan Pedro González
    Juan Pedro González
  • 22 abr 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 27 oct 2021

El poeta Yorgos Seferis nació a principios del siglo XX en la ciudad griega de Esmirna (actualmente situada en la República de Turquía), aunque se trasladó a Atenas con su familia antes de cumplir sus veinticinco años de edad. Seferis se adentró en el mundo de las letras griegas a una edad bastante temprana y así continuó hasta los últimos días de su vida. Fue un gran admirador de la literatura griega arcaica y clásica y supo demostrarlo en cada una de sus obras, pues están completamente llenas de ecos de obras clásicas como la Odisea de Homero o la Helena de Eurípides. Su pasión por la literatura y la política lo llevaron a estudiar derecho en la Universidad de París, donde además entró en contacto con otros autores europeos, los cuales influyeron en el autor de una manera bastante considerada.


Durante el XX, además, Grecia sufrió bastantes cambios tanto políticos como sociales y la Gran Idea, conocida en griego como Μεγάλη Ιδέα, pretendía obtener la soberanía e independencia absoluta de Grecia y establecer la capital del nuevo país en la ciudad de Estambul. La política de Eleftherios Venizelos, que ya desde años atrás había puesto a Grecia en buena posición con respecto a otros países europeos, se vio corrompida por el abuso de poder y la violencia, por lo que Venizelos se vio obligado a abandonar el país. Fue entonces cuando Grecia se adentró en una de las décadas más oscuras para la historia contemporánea del país: el golpe militar de Ioannis Metaxás, la guerra contra la Italia fascista y un largo período de ocupación por las potencias del Eje que dejaron a una Grecia rota y completamente dividida.


En cuanto a Seferis, el cual vivió cada uno de estos acontecimientos históricos, se convirtió junto con otros intelectuales de su época, como Giorgos Theotokás o Fotis Kontoglou, en una figura importante para la cultura del país balcánico. La publicación de su poema titulado Στροφή dio completamente un giro a la literatura griega del siglo XX y rompió con todos los esquemas anteriores, renovando así todos los temas en la poesía como la lengua griega, pues el poeta compuso sus obras en griego demótico y no en el dialecto culto, utilizado solamente para el lenguaje escrito (conocido este último como katharévusa). En el año 1935 vería la luz una de sus obras más conocidas y traducidas, Mythistórrima, cuyos poemas recogen temas y personajes de la Odisea de Homero. La influencia de autores griegos contemporáneos como Constantino Cavafis lo llevó a componer obras como Sterna o sus Himerologia Katastrómatos o Diarios de a bordo, cuyos poemas esconden los sentimientos y pensamientos más profundos del poeta. Durante los años setenta, bajo la dictadura de los coroneles, mostró su clara oposición al régimen tras la publicación y colaboración en Dieciocho textos, en los que participaron diferentes autores griegos mostrando su rechazo a la dictadura. Por otro lado, Yorgos Seferis también cultivó el campo de la novela con su obra Seis noches en la Acrópolis, obra que le llevó a obtener el premio Nobel de literatura y que trata el trágico destino de la ciudad de Atenas como una nueva ciudad moderna. Seferis, demás de dedicarse a las letras, fue embajador de Grecia en Siria, Irak y Londres, donde permaneció hasta 1962. Fue un año después cuando el autor obtuvo el premio Nobel.

Su muerte, en el año 1971, dejó un gran vacío en el mundo de la literatura griega y sirvió como manifestación en contra de la dictadura por la que estaba pasando el país.


Poema:

Teucro: A la tierra de Chipre, en medio del mar, donde Apolo dispuso mi nuevo hogar, la llamaré Salamina, en memoria de mi isla, de mi patria perdida. Helena: Jamás estuve en Troya fue un simulacro El mensajero: ¿Qué dices? ¿Entonces hemos sufrido por una nube? (Eurípides, Helena) A continuación, Helena, de Giorgos Seferis. "Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." Tímido ruiseñor, escondido en la respiración de las hojas, tú que regalas la frescura musical del bosque a los cuerpos separados y a las almas de aquellos que saben que no regresarán. Ciega voz, que tanteas en la memoria nocturna pasos y gestos, no me atrevería a decir besos; y la amarga agitación de la furiosa cautiva. "Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." ¿Qué es Platres? ¿Quién conoce esta isla? He pasado mi vida oyendo nombres desconocidos: nuevos lugares, nuevas locuras de los hombres o de los dioses; mi destino, que oscila entre el último golpe de la espada de un Ayax y una nueva Salamina, me trajo aquí a esta playa. La luna surgió del mar como Afrodita; ocultó las estrellas de Sagitario, va ahora a encontrar el corazón de Escorpio, y todo lo cambia. ¿Dónde está la verdad? Yo también fui arquero en la guerra: mi destino, el de un hombre que no dio en el blanco. Ruiseñor, juglar, en una noche como ésta en la playa de Proteo te escucharon las esclavas espartanas y prorrumpieron en lamentos, y entre ellas —quién diría— ¡Helena! Aquella que perseguimos durante años junto al Escamandro. Estaba allí, al borde del desierto; la toqué, me habló: "No es verdad, no es verdad", gritaba, "No entré en la nave de proa azul. Nunca pisé la valiente Troya". Con el cóncavo corpiño, el sol en los cabellos y aquel talle, sombras y sonrisas por todas partes, en los hombros, en los muslos, en las rodillas; fresca la piel, y los ojos de largas pestañas, estaba allí, a orillas de un Delta. ¿Y en Troya? En Troya nada —un simulacro. Así lo quisieron los dioses. Y Paris se acostaba con una sombra como si fuera un cuerpo sólido; y nosotros matamos durante diez años por Helena. Un gran dolor había caído sobre Grecia. Tantos cuerpos arrojados a las fauces del mar, a las fauces de la tierra; tantas almas entregadas como trigo a la piedra de los molinos. Y los ríos se henchían de sangre y de lodo por una onda de lino, por una nube, por el aleteo de una mariposa, por un plumón de cisne, por una túnica vacía, por una Helena. ¿Y mi hermano? Ruiseñor ruiseñor ruiseñor ¿Qué es un dios? ¿qué no es un dios? ¿Y qué entre los dos? "Los ruiseñores no te dejan dormir en Platres." Ave llorosa, en Chipre la besada por el mar donde fue dispuesto que me acordara de la patria, anclé sólo con esta fábula, si en verdad esto es fábula, si en verdad los hombres no volverán a morder el viejo cebo de los dioses; si en verdad otro Teucro, después de años, o algún Ayax o Príamo o Hécuba o algún desconocido, alguien anónimo, que sin embargo vio un Escamandro rebosante de cadáveres, no tiene en su destino oír al mensajero que viene a decir que tanto dolor tanta vida fueron al abismo por una túnica vacía, por una Helena.


Traducción: Mercedes Ortiz

TEXTO GRIEGO


ΤΕΥΚΡΟΣ

... ες γην εναλίαν Κύπρον, ου μ' εθέσπισεν οικείν Απόλλων, όνομα νησιωτικόν Σαλαμίνα θέμενον της εκεί χάριν πάτρας. ....................................................................



ΕΛΕΝΗ

Ουκ ήλθον ες γην Τρωάδ', αλλ' είδωλον ην.

...................................................................

ΑΓΓΕΛΟΣ

Τι φης; Νεφέλης άρ' άλλως είχομεν πόνο


υς πέρι;

ΕΥΡΙΠΙΔΗΣ:ΕΛΕΝΗ.


«Τ' αηδόνια δε σ' αφήνουνε να κοιμηθείς στις Πλάτρες.»*

Αηδόνι ντροπαλό, μες στον ανασασμό των φύλλων, συ που δωρίζεις τη μουσική δροσιά του δάσους στα χωρισμένα σώματα και στις ψυχές

αυτών που ξέρουν πως δε θα γυρίσουν.

Τυφλή φωνή, που ψηλαφείς μέσα στη νυχτωμένη μνήμη βήματα και χειρονομίες· δε θα τολμούσα να πω φιλήματα· και το πικρό τρικύμισμα της ξαγριεμένης σκλάβας.

«Τ' αηδόνια δε σ' αφήνουνε να κοιμηθείς στις Πλάτρες.»

Ποιες είναι οι Πλάτρες; Ποιος το γνωρίζει τούτο το νησί; Έζησα τη ζωή μου ακούγοντας ονόματα πρωτάκουστα: καινούριους τόπους, καινούριες τρέλες των ανθρώπων ή των θεών·

η μοίρα μου που κυματίζει

ανάμεσα στο στερνό σπαθί ενός Αίαντα

και μιαν άλλη Σαλαμίνα

μ' έφερε εδώ, σ' αυτό το γυρογιάλι.

Το φεγγάρι

βγήκε απ' το πέλαγο σαν Αφροδίτη· σκέπασε τ' άστρα του Τοξότη,* τώρα πάει νά 'βρει την Καρδιά του Σκορπιού,* κι όλα τ' αλλάζει.

Πού είν' η αλήθεια;

Ήμουν κι εγώ στον πόλεμο τοξότης· το ριζικό μου, ενός ανθρώπου που ξαστόχησε.

Αηδόνι ποιητάρη, σαν και μια τέτοια νύχτα στ' ακροθαλάσσι του Πρωτέα

σ' άκουσαν οι σκλάβες Σπαρτιάτισσες κι έσυραν το θρήνο,

κι ανάμεσό τους —ποιος θα το 'λεγε;— η Ελένη! Αυτή που κυνηγούσαμε χρόνια στο Σκάμαντρο. Ήταν εκεί, στα χείλια* της ερήμου· την άγγιξα, μου μίλησε: «Δεν είν' αλήθεια, δεν είν' αλήθεια» φώναζε.

«Δεν μπήκα στο γαλαζόπλωρο καράβι.

Ποτέ δεν πάτησα την αντρειωμένη Τροία».

Με το βαθύ στηθόδεσμο, τον ήλιο στα μαλλιά, κι αυτό

το ανάστημα

ίσκιοι και χαμόγελα παντού στους ώμους στους μηρούς στα γόνατα·

ζωντανό δέρμα, και τα μάτια

με τα μεγάλα βλέφαρα, ήταν εκεί, στην όχθη ενός Δέλτα.

Και στην Τροία;

Τίποτε στην Τροία — ένα είδωλο. Έτσι το θέλαν οι θεοί.

Κι ο Πάρης, μ' έναν ίσκιο πλάγιαζε σα να ήταν

πλάσμα ατόφιο·

κι εμείς σφαζόμασταν για την Ελένη δέκα χρόνια.

Μεγάλος πόνος είχε πέσει στην Ελλάδα. Τόσα κορμιά ριγμένα στα σαγόνια της θάλασσας στα σαγόνια της γης·

τόσες ψυχές

δοσμένες στις μυλόπετρες, σαν το σιτάρι. Κι οι ποταμοί φουσκώναν μες στη λάσπη το αίμα για ένα λινό κυμάτισμα για μια νεφέλη μιας πεταλούδας τίναγμα το πούπουλο ενός κύκνου

για ένα πουκάμισο αδειανό, για μιαν Ελένη.

Αηδόνι αηδόνι αηδόνι,

«Τ' αηδόνια δε σ' αφήνουνε να κοιμηθείς στις Πλάτρες.»

Δακρυσμένο πουλί,

στην Κύπρο τη θαλασσοφίλητη

που έταξαν* για να μου θυμίζει την πατρίδα,

άραξα μοναχός μ' αυτό το παραμύθι*, αν είναι αλήθεια πως αυτό είναι παραμύθι, αν είναι αλήθεια πως οι άνθρωποι δε θα ξαναπιάσουν τον παλιό δόλο των θεών·

αν είναι αλήθεια

πως κάποιος άλλος Τεύκρος, ύστερα από χρόνια,

ή κάποιος Αίαντας ή Πρίαμος ή Εκάβη ή κάποιος άγνωστος, ανώνυμος, που ωστόσο είδε ένα Σκάμαντρο να ξεχειλάει κουφάρια, δεν το 'χει μες στην μοίρα του ν' ακούσει

μαντατοφόρους* που έρχουνται να πούνε

πως τόσος πόνος τόση ζωή πήγαν στην άβυσσο για ένα πουκάμισο αδειανό για μιαν Ελένη.










 
 
 

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