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Constantino Cavafis (Κωνσταντίνος Πέτρου Καβάφης)

  • Foto del escritor: Juan Pedro González
    Juan Pedro González
  • 27 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 27 oct 2021

Hijo de Jaríclia y Petros Yannis, Constantino Cavafis nació el 29 de abril de 1863 en el seno de una familia griega que vivía en Constantinopla, actual Estambul. La infancia de Cavafis estuvo marcada por los continuos cambios y viajes que lo llevaron a vivir en diferentes países y a absorber de cada una de sus culturas. Su padre, Petros Cavafis, fue un comerciante de telas y sedas egipcias que exportaba a Europa, su madre, Jaríclia, procedía de una familia noble de origen griego, pero establecida en Turquía. Debido a las continuas y fuertes ventas de su padre, la familia se trasladó a Alejandría, Egipto, donde nació Constantino. Tras el fallecimiento de su padre, la familia sufrió grandes problemas económicos, por lo que se trasladaron a Inglaterra con parte de la familia y para buscar trabajo y ayuda económica. Con los años, la familia regresó al sitio natal de Costantino, Alejandría, para intentar rehacer de nuevo la vida que llevaban antes de la muerte de Petros, pero el destino les sorprendió y, en 1882, tuvieron que abandonar el país de nuevo debido a los continuos ataques que sufría Alejandría de Gran Bretaña. Esta vez, la familia se dirigió a Constantinopla, donde residieron durante tres años.


Se adentró desde muy joven en la literatura y comenzó a escribir pequeños poemas cuya temática homosexual, fuertemente representada en sus versos, fue objeto de estudio y tuvo una fuerte influencia en autores y poetas posteriores a su muerte. En España, se encuentra un claro ejemplo en Jaime Gil de Biedma, autor de la generación de los 50 y conocido además por ser el tío de la artista española Ouka Leele y la política española Esperanza Aguirre. Al cabo de tres años, el poeta regresó a su ciudad natal, donde permanecería hasta el día de su muerte. Fue aquí cuando Cavafis comenzó a forjar su vida profesional como periodista y funcionario dentro del ministerio de Alejandría en Egipto. Una vez asentado en Alejandría, tuvo la oportunidad de conocer al autor británico Edward Morgan Forster, que exportó su poesía y temática al resto de Europa.


En cuanto a la poesía de Cavafis, claramente influenciada por el Parnasianismo y Simbolismo francés, recoge esa larga tradición literaria que rompía con el Romanticismo y se acercaba de nuevo a la cultura clásica. Esto lo llevó a caracterizar su poesía con un fuerte carácter moderno e introspectivo. Aunque su poesía prematura está influenciada por autores románticos como Víctor Hugo, poco a poco fue renovándose y dando lugar a su propia poesía y estilo propiamente «cavafiano». Este hecho ya se puede apreciar en uno de sus poemas más conocidos: «Murallas» (τείχη), donde el autor habla del sentimiento de soledad y exclusión social: «Sin consideración, sin piedad, sin recato/grandes y altas murallas en torno mío construyeron/Y ahora estoy aquí y me desespero.» «Χωρίς περίσκεψιν, χωρίς λύπην, χωρίς αιδώ/μεγάλα κ’ υψηλά τριγύρω μου έκτισαν τείχη/Και κάθομαι και απελπίζομαι τώρα εδώ».


Los poemas puramente cavafianos, por tanto, se caracterizan más por el tono afectivo y por el exceso de figuras estilísticas junto a temas como la vejez, la muerte, el tiempo, el amor, el homoerotismo o la religión. Algunos de sus poemas son: «Un viejo» (Ένας γέρος), «Las satrapías» (Η Σατραπεία), «En la iglesia» (Στην Εκκλεσία), «Heródes Ático» (Ηρώδης Ατικκός) o, «La ciudad» (Η πόλις), donde cuenta: «Οπου το μάτι μου γυρίσω, όπου κι αν δω ερείπια μαύρα της ζωής μου βλέπω εδώ, που τόσα χρόνια πέρασα και ρήμαξα και χάλασα.» (Dondequiera que gire mis ojos, donde sea que vea las ruinas negras de mi vida, veo aquí que pasé tantos años y arruinado y arruinado.). El tono irónico, que abunda también en su poesía, está bastante marcado en cada una de sus líneas. En cuanto a la temática de sus poemas, aparecen diferentes etapas en las que trata temas religiosos, del mundo clásico griego o romano, época bizantina o incluso época otomana. En cuanto a la lengua y el problema de diglosia que parecía permanente en el país heleno, Cavafis toma como base la lengua demótica mezclada vocabulario y flexiones de la lengua de la katharevusa en función del estilo poético que quiso darle o del esquema métrico que seguían sus versos. Esto complica, por tanto, la comprensión de sus poemas.


Todos sus poemas y cada una de sus obras, poco a poco recopiladas, se publicaron en el año 1935, dos años después de su muerte, ya que falleció el 29 de abril de 1933, coincidiendo con la fecha de su cumpleaños. Muchos de estos poemas pasaron a la historia y transgredieron las fronteras, dándose a conocer en todo el mundo. Tres de los poemas más conocidos del autor son, sin duda: «Ítaca» (Ἰθάκη), «Esperando a los bárbaros» (Περιμένοντας τους Βαρβάρους) y, «El dios abandona a Antonio.» (Απολείπειν ο Θεός Αντώνιον). A pesar de que Cavafis es conocido por su obra poética, el autor también compuso una pequeña novela llamada A la luz del día, donde trata temas fantásticos y ficticios y donde además retomó, de nuevo, la temática de sus poemas (helenismo, religión…)


Una de sus anécdotas más conocidas antes de morir fue la respuesta que le dio a su sobrina cuando le preguntó que por qué no abandonaba su vieja casa en el barrio de Lepsius: «Este barrio lo tiene todo, los tres centros de la existencia; un burdel, una iglesia donde recibir el perdón y un hospital donde morir»

Ítaca, Kavafis


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. Ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues ¡con qué placer y alegría! a puertos nunca vistos antes. Detente en los emporios de Fenicia y hazte con hermosas mercancías, nácar y coral, ámbar y ébano y toda suerte de perfumes sensuales,

cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, a aprender de sus sabios.


Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.


Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte.


Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Ítacas.

Traducción: Pedro Bádenas de la Peña


Ἰθάκη, TEXTO GRIEGO


Σὰ βγεῖς στὸν πηγαιμὸ γιὰ τὴν Ἰθάκη, νὰ εὔχεσαι νἆναι μακρὺς ὁ δρόμος, γεμάτος περιπέτειες, γεμάτος γνώσεις.

Τοὺς Λαιστρυγόνας καὶ τοὺς Κύκλωπας, τὸν θυμωμένο Ποσειδῶνα μὴ φοβᾶσαι, τέτοια στὸν δρόμο σου ποτέ σου δὲν θὰ βρεῖς, ἂν μέν᾿ ἡ σκέψις σου ὑψηλή, ἂν ἐκλεκτὴ συγκίνησις τὸ πνεῦμα καὶ τὸ σῶμα σου ἀγγίζει.

Τοὺς Λαιστρυγόνας καὶ τοὺς Κύκλωπας, τὸν ἄγριο Ποσειδώνα δὲν θὰ συναντήσεις, ἂν δὲν τοὺς κουβανεῖς μὲς στὴν ψυχή σου, ἂν ἡ ψυχή σου δὲν τοὺς στήνει ἐμπρός σου.


Νὰ εὔχεσαι νά ῾ναι μακρὺς ὁ δρόμος. Πολλὰ τὰ καλοκαιρινὰ πρωϊὰ νὰ εἶναι ποὺ μὲ τί εὐχαρίστηση, μὲ τί χαρὰ θὰ μπαίνεις σὲ λιμένας πρωτοειδωμένους·

νὰ σταματήσεις σ᾿ ἐμπορεῖα Φοινικικά, καὶ τὲς καλὲς πραγμάτειες ν᾿ ἀποκτήσεις, σεντέφια καὶ κοράλλια, κεχριμπάρια κ᾿ ἔβενους, καὶ ἡδονικὰ μυρωδικὰ κάθε λογῆς, ὅσο μπορεῖς πιὸ ἄφθονα ἡδονικὰ μυρωδικά.

Σὲ πόλεις Αἰγυπτιακὲς πολλὲς νὰ πᾷς, νὰ μάθεις καὶ νὰ μάθεις ἀπ᾿ τοὺς σπουδασμένους.

Πάντα στὸ νοῦ σου νἄχῃς τὴν Ἰθάκη. Τὸ φθάσιμον ἐκεῖ εἶν᾿ ὁ προορισμός σου.

Ἀλλὰ μὴ βιάζῃς τὸ ταξείδι διόλου. Καλλίτερα χρόνια πολλὰ νὰ διαρκέσει. Καὶ γέρος πιὰ ν᾿ ἀράξῃς στὸ νησί, πλούσιος μὲ ὅσα κέρδισες στὸν δρόμο, μὴ προσδοκώντας πλούτη νὰ σὲ δώσῃ ἡ Ἰθάκη.


Ἡ Ἰθάκη σ᾿ ἔδωσε τ᾿ ὡραῖο ταξίδι. Χωρὶς αὐτὴν δὲν θἄβγαινες στὸν δρόμο. Ἄλλα δὲν ἔχει νὰ σὲ δώσει πιά.


Κι ἂν πτωχικὴ τὴν βρῇς, ἡ Ἰθάκη δὲν σὲ γέλασε. Ἔτσι σοφὸς ποὺ ἔγινες, μὲ τόση πείρα, ἤδη θὰ τὸ κατάλαβες ᾑ Ἰθάκες τί σημαίνουν.

 
 
 

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